Y se contaba que, clamada por sus dulces cantos,
La luna salia y sumia en un fresco baño de plata a sus hijas, delicadas criaturas, fragiles sílfides de alma pura…
Y se contaba que sus cristalinos cantos, retazos de viejas historias enterradas,
a oidos de las gentes llegaban con la forma de sinuosas damas:
efimeras sombras que se les acercaban, anunciando el placido sueño con un fugaz beso…
Gélido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario