†KōriNeko†—¿Alguna vez te has visto caer a un profundo agujero, infinito, donde la oscuridad te cubre y aprisiona tu débil mente, como una mano fría y cruel? —le pregunto la consciencia a su otro yo.
—No —respondió escuetamente su lado bueno.
—¿Ni tampoco has sentido como el odio circula por tus venas, obstruyéndolas, sin dejar pasar libremente la sangre; impoluta de todo mal: como un amargo veneno que enferma poco a poco tu agonizante corazón?
—Nunca —fue la respuesta de su lado inocente.
La hostil personalidad dirigió una fría mirada a su otro lado. Una mirada rencorosa, envidiosa de que tales sentimientos impíos no anidasen en su compañero como parasitos en una fruta sana.
Cuando su inmaculado contrario se disponía a marcharse, el hizo una ultima pregunta, casi con maldad, sabiendo que dañaria su inocente alma…
—¿Y nunca, al mirarte al espejo, has tenido la sensación de que aquel que se refleja no eres tu?
Su otro lado, carecedor de arraigados temores y lleno de fe y seguridad, temblo débilmente al oir aquellas afiladas palabras.
—Casi siempre… —afirmó, temblándole sus rosados labios, bajando su tranquila mirada— al pensar quien de nosotros dos, es el verdadero yo… el original.
El atormentado ser, esbozó una sonrisa cruel, tirante y amarga y se acercó lentamente hacia su compañero.
—Los dos somos uno. Dos caras de una misma moneda —susurró despacio presionándole con su fétido aliento, cual serpiente sisieante deja sin aliento a su presa—. Unidos, pero diferente, condenados a odiarnos por toda la eternidad…
